El pasado 30 de noviembre, el Consejo Político Estatal de Morena en el Estado de México eligió a Luz María Hernández Bermúdez como la nueva dirigente estatal, cargo en el que se desempeñará por un periodo de ocho meses, para completar los tres años que le correspondía a su anterior dirigente; por lo que, en septiembre de 2025, habrá otro proceso, de acuerdo con los estatutos.

Con un total de 259 votos, la exdiputada logró un contundente triunfo y superó a la senadora Mariela Gutiérrez, dirigente de la corriente Mexiquenses de Corazón, quien obtuvo 159 votos.

Además de la lectura obligada de estos resultados en términos de cuáles liderazgos se fortalecen y qué actores se debilitan, resulta importante analizar el estado en el que la nueva dirigencia recibe al partido Morena en el Estado de México.

Entre 2015 y 2024, Morena logró un notable avance en la entidad, se consolidó como una fuerza política clave tras su victoria en las elecciones por la gubernatura en 2023. Apenas en 2015, Morena tuvo por primera vez representación legislativa con un diputado de mayoría relativa, José Francisco Vázquez, quien hoy nuevamente es diputado local y presidente de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO).

Un año después, en las elecciones de 2017, Morena ganó 38 de los 125 municipios. En 2018, este partido vivió un año decisivo, marcado por la histórica elección que llevó a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República. Entre 2015 a 2018, Morena y sus partidos aliados incrementaron su votación de 5.5 millones a 7.9 millones de sufragios.

En las elecciones intermedias de 2021, Morena perdió varios municipios previamente arrebatados a la oposición en 2018, lo que se reflejó en un decremento en 10.2 puntos porcentuales de la votación. Estos resultados prepararon el terreno político-electoral donde se disputaría una elección determinante para el futuro de Morena como proyecto estatal, además de posicionar al Estado de México como un territorio prioritario rumbo a la elección presidencial de 2024.

Lo que siguió es historia. El meteórico ascenso de Morena en el Estado de México fue coronado con la victoria de la maestra Delfina Gómez como Gobernadora Constitucional, quien obtuvo 3.3 millones de votos, convirtiéndose en la titular del Ejecutivo más votada de nuestra entidad.

Con la elección de 2024, el Estado de México se consolidó como la entidad que más votos aportó para la victoria de la presidenta Claudia Sheinbaum, por encima de la Ciudad de México, con un total de 8.3 millones de sufragios a favor de Morena y sus aliados.

Así, en menos de un lustro, el partido-movimiento logró crecer en 77% su votación en el Estado de México, lo que refleja un fortalecimiento sostenido en su base política en el territorio mexiquense. En este balance destacan especialmente los municipios del Oriente del Estado, los cuales, cabe decir, se han convertido en un punto de confluencia y de coordinación entre la presidenta Sheinbaum y la gobernadora Delfina Gómez.

En suma, la actual dirigente Luz María Hernández asume el liderazgo de un partido en franca consolidación política en todo el territorio mexiquense, con excepciones como Huixquilucan, Metepec y el caso atípico de Villa Victoria, que nunca ha sido gobernado por un partido distinto al PRI.

En esta nueva etapa, el principal reto para Hernández proviene, paradójicamente, del contundente crecimiento y ascenso de Morena-Estado de México respaldado en un amplísimo apoyo popular. Sus desafíos pueden resumirse en ser un factor de cohesión a favor del proyecto de la Cuarta Transformación en la entidad, incorporar a sus filas a un mayor número de simpatizantes e identificar liderazgos locales que dignifiquen los principios que ostenta Morena.

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