La agenda política en México está en pleno rediseño. El cambio de las reglas del juego nos llevará a nuevas formas de relacionarnos en el sistema político. Pero no todo cambio es democrático. De allí la importancia de revisar si, por ejemplo, en materia de transparencia y acceso a la información, favorecerá la pretendida consolidación o bien entraremos en zona de incertidumbre. Mi argumento central es que el principio de la verdad en la información pública produce transparencia y al aplicar estrategias de innovación genera valor público en las organizaciones públicas, por lo tanto, la verdad crea valor público.
La relación verdad-valor público reconoce que la o el ciudadano, tiene derecho a la verdad de lo que ocurre en su entorno social. Por ello, la necesidad de que la reformulación de la política pública en materia de transparencia y acceso a la información pública observe los siguientes componentes:
1. La verdad, como un principio que debe conducir y orientar los criterios de toma de decisión en las entregas de información a la ciudadanía. Una norma que exige a los funcionarios conducirse de manera recta en la implementación de la política de transparencia.
2. Principios de la política de transparencia, incorporando la verdad como uno de los principales. Actualmente la transparencia no conduce de forma fehaciente a la verdad y aunque no se tiene un mecanismo infalible para perseguir la verdad; se podría fortalecer la rendición de cuentas con un sistema de sanciones.
3. Solicitudes de información, los organismos deben garantizar que los mecanismos para realizar una solicitud de información pública sean claros y sin obstáculos. Los cambios deben dirigirse a que los instrumentos de acceso sean expeditos y sin complicaciones.
4. Proceso cíclico: confianza autoridad-ciudadanía; si la política de transparencia opera con el principio de verdad, mecanismos de fomento a la cultura de la transparencia y si las respuestas gubernamentales son de calidad, entonces, existe la posibilidad de generar relaciones de confianza entre la autoridad y la ciudadanía.
5. Pruebas instrumentales, como los documentos, escritos, audios o audiovisuales que se entregan a los ciudadanos que han solicitado cierta información, como parte de las prácticas de datos abiertos.
6. Estrategias de innovación social y digital, es decir tomar en cuenta a los sectores de la población con diferentes motivos, intereses y aspiraciones que exigen cambios, así como en la presencia de nuevos dispositivos tecnológicos para cumplir eficazmente los objetivos.
7. Creación de valor público. La verdad produce valor, para las organizaciones y da reconocimiento a aquellas decisiones de las autoridades. Este instrumento produce confianza ciudadano-autoridad y autoridad-ciudadano, resultando de esa relación virtuosa la creación de valor público.
Dicho esto, se preguntarán ¿la verdad y el valor público, están asociados a un tipo de nuevo arreglo institucional?, ¿es viable en la implementación de la política pública en materia de transparencia? Ambas respuestas son afirmativas. Primero, un “arreglo institucional” es un componente de la institucionalización de una política pública, y no puede haber consolidación sin “acuerdos” entre aquellos que diseñan e implementan la política. En segundo lugar, la verdad y la creación de valor público son viables en la política de transparencia porque no están reconstruyendo la política de cero, se está recuperando componentes de las actuales políticas de acceso a la información.