Toluca, Méx. Hemos construido nuestra historia con más mitos que triunfos, pero es así como nos olvidamos de esta condena que para unos puede ser eterna y para otros es de tan solo 38 años. Justa o injusta, así es la vida. En 2006 te sentías en lo más alto, lleno de juventud y con un futuro esperanzador, todavía en 2010 pudiste dejar un legado y los años venideros fueron una catástrofe, ni hablar de 2022...

Hay un dicho que dice: “Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, ese país que es un mal necesario para nosotros y al que esta semana le agradecimos tanto como lo hicimos en el 2014, pero en 2002 nos hizo llorar a todos.

A veces pienso que ustedes cargan con un peso imposible para los hombros, no entiendo sus estrategias ni sus decisiones, pero creo que toda una nación les exige demasiado y perdona muy poco. Si yo te juzgo el problema no son los 38 años, sino cuestionarnos ¿hasta cuándo? Porque debemos cambiar esta situación que vivimos.

Y si seguimos con los dichos te diría que “la vida es como el futbol”, y el futbol no es justo, no es perfecto, es una mezcla de genialidades y errores, que a veces se convierten en horrores por tomar una mala decisión en una fracción de segundo, que durará para toda la vida.

Yo entiendo perfectamente que en México tenemos un problema con el concepto “equipo”, no sabemos hacerlo y transitamos sin reparo del “win to win” de los gringos al “a que me chingue, me lo chingo” propio de nuestra raza. Nos aferramos a que llegue un mesías y con una genialidad nos saque del apuro, pero a menudo nos olvidamos de la fuerza de trabajar en equipo. Hoy vives esa condena de 38 años.

Constancia, eso es lo que nos ha faltado para entrar en esa élite con los mejores países del mundo, y mira que te lo escribo hoy desde este rincón esperanzador, pero también doloroso. Somos el país del “ya merito”, pero aquí el futbol es una forma de soñar y, pese a la crisis, esta semana le pudiste ganar a Estados Unidos “dos a cerou”, como dicen ellos, y nos volviste a ilusionar para volver a clavar los ojos en el televisor y soñar con jugar los cuartos de final en la Copa del Mundo, ¡gracias!

P.D. Desde hace 38 años que vivimos esa condena de no jugar el quinto partido, pero confiamos que en 2 años, jugando el Mundial en casa, la Selección Mexicana pueda hacer historia y meterse al menos entre los 8 mejores del planeta.

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