Fuiste el mejor jugador del mundial de Brasil 2014, James Rodríguez, al menos esa fue la idea que nos vendieron. Florentino Pérez te compró por 40 millones de euros, una locura para el momento, una cantidad no tan importante hoy en día, pero ¿qué pasó contigo?
Te lo voy a decir como es. La rompiste en el Banfield durante los dos años que estuviste ahí, eso te catapultó a Europa para jugar con el equipo que hoy dirige Anselmi, ese ingrato que se fue a media temporada dejando tirado al Cruz Azul arrancando la temporada.
Tus tres años en el Porto te valieron lo que pagó por ti el Mónaco, una liga buena: la francesa, pero donde patean demasiado. Un año en la Ligue 1 y varios buenos bailes en el Mundial de Brasil 2014 te valieron fichar por el Real Madrid. Florentino te vio, se enamoró y fue por ti con una bolsa llena de euros.
¿Qué pasó? En Madrid te perdiste. La fama, la presión, las cámaras, las fiestas, la noche, las mujeres… Fuiste intermitente, nunca pudiste ser ese 10 que pesara, nunca fuiste ese 10 que después fue Luka Modric. Un partido bueno, cinco malos, tres intermitentes, dos perdidos por lesión, un par más a la banca y esa fue la historia.
Dicen que después del Madrid no hay nada, ¿tú qué piensas, James? Y entonces comenzó tu peregrinar por el mundo del balompié. Caminaste después de empezar a correr y todos sabemos que debe ser al revés.
Bayer München, Everton, Al Rayyan, Olympiakos, Sao Paulo, Rayo Vallecano y luego de visitar tres continentes llegaste a la Liga MX. Acá llegas como figura del León, tanto así que hasta regresaste a Andrés Guardado del retiro. Te ilusiona el Mundial de Clubes, poder brillar, romperla frente a los mejores del mundo y volver a Europa, un sueño que ya se ve lejano, pero quién sabe.
Las condiciones siempre las tuviste, pero no quisiste. Te viene bien un mundial, porque no es lo mismo ser bueno durante un mes que serlo durante un año y sabes que es la plataforma perfecta. Haz lo que sabes hacer y que la gente te disfrute, pero sobre todo trata de ser feliz con la pelota.
P.D Tu zurda es mágica y tu visión de juego es exquisita, sólo no caigas en los mismos errores: Noche, fiesta, mujeres. Jamás, James.
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