En la era de la desinformación y las narrativas polarizadas, el nuevo libro de Yuval Noah Harari, ‘Nexus’, llega como un faro de claridad para entender cómo las historias que nos contamos moldean nuestra realidad social y política. Dos conceptos clave de su obra son particularmente reveladores para comprender el México de hoy, y quiero centrarme en estos para ayudarnos a explicar nuestro contexto.

Harari propone que las sociedades nos diferenciamos de los animales por nuestro nivel de organización, esto es resultado de que compartimos una idea común: historia, héroes, costumbres, tradiciones. De esta manera la única manera de mantener organizado millones de personas es que nos apropiamos una narrativa que enriquecemos, deformamos o reciclamos.

En México tenemos varios ejemplos: la historia de la conquista sirvió para mantener la dominación durante varios siglos hasta la Independencia, que modificó la narrativa por una en la que había que ser “independientes” y “soberanos” formando una nación (otra idea). Posteriormente llegó el cuento de “Tierra y Libertad” de la revolución mexicana que convenció a campesinos y obreros por el cambio de régimen en una guerra de guerrillas llamada revolución. Los triunfadores gobernaron con el “cuento perfecto” el discurso “revolucionario” en el que se basaba el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Recientemente llega el discurso de la Cuarta Transformación y aquí estamos, compartiendo un cuento más, una narración que agrupa personas, organizaciones, intereses en torno a un supuesto ideal colectivo que convence a muchos.

Otra idea de Harari dice así: “Es difícil apreciar la fuerza de las redes ilusorias debido a la enorme confusión que rodea al modo en que operan las grandes redes de información, sean o no ilusorias. Esta confusión se resume en lo que yo denomino «la idea ingenua de la información»...”.

Este concepto propone que al procesar más información de la que pueden recabar los individuos, las grandes redes de información crean “redes de información ilusorias” en las que confiamos a ciegas. El autor lo ejemplifica así: “un racista es alguien mal informado que simplemente desconoce la realidad de la biología y de la historia”.

Con esto en mente, podemos explicar por qué han crecido las redes de información sobre temas tan dispersos como el género, los derechos de los animales, el racismo, el aborto y tantas otras ideas que han cobrado fuerza a partir de planteamientos superficiales. No digo que sean correctos o incorrectos, simplemente asumen que representan a un gran parte de la sociedad cuando no es verdad, ya que sólo representan una parte: una idea ingenua.

Aún queda mucho por analizar de los argumentos de Yuval Noha Harari, pero por ahora nos quedamos con estos dos: uno, que nos organizamos masivamente a partir de una narrativa; y otro que nuestra percepción de la información a partir de la idea ingenua que tenemos de la información que puede ser sesgada, parcial y responde a intereses para mantener la dominación.

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