El caso de María es un reflejo de la realidad que enfrentan muchas personas tras dedicar tres décadas de su vida al trabajo. Al intentar jubilarse, le exigen un "pago inicial" de 15 mil pesos y otros 15 mil al recibir su pensión. El "gestor" de pensiones le explica que este dinero no es solo para él, sino para sobornar a los funcionarios que agilizarán el trámite.

Mi experiencia personal confirma que esta práctica es sistémica. Mi padre falleció hace más de un año y, hasta la fecha, mi madre no ha recibido su pensión. Varios "gestores" me han sugerido que la única manera de avanzar es presentar una demanda, lo que implica un pago que oscila entre los 3 mil y 10 mil pesos por trámite. He optado por seguir el proceso legal, pero reconozco que la burocracia y la desesperación hacen que muchas personas consideren estas opciones.

Esta es la corrupción en las oficinas públicas, pero en las calles también tenemos la corrupción de aquellos inspectores que piden dinero a cambio de "dejar en paz" algún comercio cuyas faltas administrativas, de protección civil o algún trámite no está completo o correcto. Estos casos son la punta del iceberg de la corrupción que vivimos los mexiquenses todos los días. ¿Qué ha hecho el gobierno para frenar la corrupción?

Lo cierto es que el Sistema Nacional Anticorrupción comenzó en 2016 y después se replicó en los estados. En el Estado de México no solo contamos con una política pública anticorrupción, sino con varias herramientas: un Comité Coordinador que agrupa varias secretarías estatales, un sistema de fiscalización, un sistema municipal anticorrupción, así como una plataforma digital estatal en desarrollo cuyo objetivo será compartir información gubernamental en esta materia. Finalmente, también existe un comité de participación ciudadana donde los ciudadanos —empresarios, expertos y personas de la sociedad civil— aportan ideas a este conjunto de organismos para combatir la corrupción.

Si tenemos todo esto, ¿por qué parece que la corrupción crece en lugar de disminuir? ¿Por qué la ciudadanía sigue enfrentando la corrupción en la vida diaria?

No tengo las respuestas a estas preguntas. Lo cierto es que el cáncer de la corrupción tiene múltiples causas, muchas caras y facetas. Una de estas causas es la cultural. Los mexicanos hemos "normalizado" la corrupción. Hemos aceptado —de mala gana— que no podemos avanzar en la relación con el gobierno si no participamos en los actos de corrupción. María nunca obtendrá su jubilación y yo, la pensión de mi padre, sino "pagamos" los sobornos de la corrupción.

Si esta mentalidad no cambia entre los ciudadanos y los servidores públicos, ningún sistema ni política pública será eficaz. En futuras entregas, analizaré otros aspectos clave de la corrupción: contrataciones públicas, redes de corrupción, transparencia gubernamental e incluso el uso de inteligencia artificial en la lucha contra este flagelo.

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