En el contexto del reciente episodio internacional derivado del intento de una guerra arancelaria por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es fundamental que los mexicanos tomemos conciencia sobre los pasos que hemos dado en el fortalecimiento de nuestra soberanía con base en los proyectos de infraestructura prioritarios. No se trata sólo de una reacción ante las amenazas del exterior, sino de una estrategia clave para garantizar nuestra independencia económica y reducir nuestra dependencia del extranjero, especialmente del vecino del norte.

Un México libre, independiente y soberano ha sido uno de los objetivos de la Cuarta Transformación. Durante el mandato de López Obrador, se dieron pasos importantes para fortalecer la infraestructura que permita el desarrollo del país. Por mencionar un ejemplo en materia energética, uno de los proyectos más importantes fue la construcción de la refinería Dos Bocas y la adquisición de la refinería Deer Park, con lo que se buscó reducir la dependencia de combustibles importados.

En materia de comunicaciones, se construyeron más de 1400 kilómetros de Tren Maya, el aeropuerto de Tulum y el AIFA. Este último, ubicado en nuestro Estado de México, ya se ha posicionado como el aeropuerto de carga más importante del país, y lejos de ser solo una terminal aérea, el AIFA ha impulsado el desarrollo de la región, abriendo nuevas oportunidades para el comercio, la inversión y la creación de parques logísticos, y por ende, nuevos empleos. Pero este proyecto no se queda en el presente; su potencial ahora se multiplica con el proyecto ferroviario ya arrancado por la presidenta, el tren AIFA-Pachuca.

Este tren, que contará con una estación en el municipio de Temascalapa, no solo mejorará la conectividad de millones de ciudadanos, sino que también abrirá la puerta a una mayor industrialización en la zona. La mejora en las vías de comunicación es clave para atraer inversiones y fomentar el desarrollo de industrias locales, lo que a su vez contribuirá a la generación de empleo y al impulso en la producción de bienes y servicios nacionales.

Imaginemos por un momento cómo podría transformarse la región nororiente del estado con esta obra. Localidades que antes podrían haber sido vistas como periféricas ahora se convierten en un punto estratégico para la industria, el comercio y el turismo. Las empresas podrían ver aquí una oportunidad para establecer plantas de producción, aprovechando la cercanía con el AIFA y la facilidad de traslado que brindará la conectividad entre la CDMX, la zona metropolitana del valle de México y la capital del estado de Hidalgo. Y en materia de turismo, el AIFA y el tren, representan la posibilidad de detonar un nuevo auge en torno a la zona arqueológica de Teotihuacán y los pueblos mágicos que la rodean.

Pensar en un México más industrializado, menos dependiente del exterior y más próspero es posible. La Cuarta Transformación ha puesto los cimientos para que esto ocurra. Ya hemos comenzado el camino a la soberanía. El gobierno de México, hoy encabezado por la primera mujer presidenta, tiene claro que un país fuerte hacia el exterior necesariamente debe fortalecerse desde lo local y regional, con inversiones públicas que generen mayor producción, empleo y consumo interno, logrando un ciclo virtuoso en el marco de un nuevo modelo económico de bienestar con una visión humanista y soberana.

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