Toluca, Méx. La representa un avance tecnológico significativo con un potencial transformador en nuestras vidas. Sin embargo, su rápida evolución conlleva desafíos éticos y legales, especialmente en el contexto de los delitos cometidos mediante su uso.
La autonomía y el aprendizaje de los sistemas de IA los hacen susceptibles de ser utilizados en suplantaciones de identidad, ciberataques y en la creación de contenido falso. Por ejemplo, los atacantes pueden emplear la IA para generar código malicioso que cifra los datos de las víctimas y luego exige un rescate por la clave de descifrado
Además, el robo de datos personales o biométricos, como los usados en el reconocimiento facial, puede emplearse en fraudes financieros. Existe también la posibilidad de que la IA se utilice en actividades terroristas o para manipular vehículos autónomos, incrementando los riesgos de accidentes. Estos ejemplos ilustran solo algunas de las razones que justifican la creciente preocupación por el uso inadecuado de la IA.
Es fundamental la colaboración entre entidades gubernamentales, empresas y la sociedad civil para fomentar un uso ético de la IA. La regulación y supervisión deben adaptarse a los avances tecnológicos, enfocándose en prevenir el mal uso de la IA en delitos.
La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado numerosos aspectos de nuestra vida, pero también ha abierto nuevas puertas a la delincuencia. A medida que la IA se vuelve más sofisticada, los criminales encuentran nuevas formas de aprovecharla para cometer delitos.
No obstante, para prevenir ser víctima de estas amenazas, se requiere un enfoque multidimensional que incluya concienciación y educación. Son esenciales las medidas de seguridad robustas en sistemas y plataformas digitales.
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