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Por Arturo Hernández
Toluca, Méx. La ciudad de Toluca es conocida por el clima frío, sus cerros, la historia colonial y la cercanía con el Nevado, pero hay algo más que roba la atención de los habitantes y turistas: el conejo gigante de Flandes.
Este peculiar animal ha comenzado a ganar popularidad en la región mexiquense, tanto por su gran tamaño como por la historia que hay detrás de su presencia en la zona.
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El conejo gigante de Flandes (Oryctolagus cuniculus) no es una especie autóctona de México, sino una raza originaria de Europa y Sudamérica.
A pesar de su nombre, no tiene ningún parecido con los conejos comunes que hay en granjas, bosques o zoológicos; su tamaño es su carta de presentación. Alcanza un peso promedio de entre 6 y 10 kilogramos, lo que lo hace más grande que los conejos tradicionales, y es conocido por su carácter dócil y su pelaje espeso.
A pesar del imponente tamaño, los conejos gigantes de Flandes requieren cuidados muy específicos. "La clave para que estos conejos crezcan saludables es una dieta balanceada que incluya heno de alta calidad, vegetales frescos y suficiente agua", explica Ignacio Pérez, dueño del criadero “El Bembé” en el Valle de Toluca, y quien tiene más de 20 años de experiencia en el manejo de esta raza.
El conejo gigante de Flandes ha dejado de ser una simple curiosidad para convertirse en un fenómeno turístico que enriquece la vida en Toluca, aportando a la economía local y al aprendizaje sobre especies exóticas. A medida que más personas se sienten atraídas por estos animales, se hace cada vez más evidente que, a veces, lo más grande puede llegar a ser lo más tierno.
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