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México es un país donde lo mágico permea nuestra realidad. Los mitos se entrelazan con nuestra realidad, por esta razón, es común ver en varios lugares del país obras artísticas que representen estas alegorías.
Metepec, la cuna del barro, es uno de los municipios que ha dado a grandes artesanos, entre ellos Saúl Camacho, quien ha dado rostro a unos de los mitos prehispánicos más emblemáticos del país: la Tlanchana, uno de los símbolos que representan a este municipio mexiquense.
“Participé en un concurso y fui el elegido. Las personas me dijeron que iba a ser una fuente. En ese tiempo estaba como gobernador César Camacho, platiqué con él, y finalmente aceptó que yo hiciera una escultura para la fuente. Fui así como empecé a bosquejar una sirena que tenía elementos de mar, al principio coloqué caballos de mar, medusas, entre otras piezas, y luego las cambié por ajolotes, carpas, ranas, así fue formándose la Tlanchana; esa escultura ha sobrevivido y hoy día es la que está en la fuente de la plaza principal de Metepec”, expresó el artesano.
De esta manera, en 1992, Saúl Camacho terminó la Tlachana que hoy día recibe a muchos turistas en la plaza Juárez, en el centro de Metepec; pieza que ha reforzado la identidad del municipio y que entrelaza el pasado con el presente, pues el mito de la Tlachana tiene su origen en la Conquista, cuando dicho municipio estaba cubierto de agua, y los habitantes contaban que en las lagunas de la zona solía aparecerse una mujer con cola de serpiente; su belleza, decían, era inigualable, los hombres se escondían a admirarla, sin embargo, era una “mujer” temperamental que ahogaba a los hombres que no quedaban fascinados con su belleza.
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Con el paso de los años, la leyenda fue cambiando. Actualmente, la Tlanchana también es un símbolo de unión con los artesanos, de hecho, la figura de Saúl Camacho fue concebida en un principio desde el barro, ese material distintivo de Metepec.
Saúl Camacho asegura que desde joven se sintió atraído por el barro, un material que por su textura es único, y le recuerda a la tierra de donde provenimos; advierte que el barro de Metepec es único en el mundo y su color rojizo es una de sus características que lo hace único. De esa pasión por moldear figuras es que se ha dedicado gran parte de su vida a esculpir las historias que escuchó cuando era niño: una de ellas, la de la Tlanchana, por ello, el artesano no sólo es creador de la pieza que está en la plaza Juárez, además, realizó otra pieza de la “mujer serpiente” en el Parque Lineal de Metepec.
Las dos Tlanchanas que existen en Metepec son mías. Hay que precisar que el nombre de ‘Tlanchana’ es la denominación que le da el pueblo, porque dicen algunos historiadores que su nombre de origen es ‘Sanchane’”.
Saúl Camacho, artesano.
Sobre el proceso de creación de ambas Tlanchanas, el maestro Saúl afirma que la idea comenzó a concebirse con plastilina o con barro, primero realizó las figuras que acompañan a la “mujer”, posteriormente, le hizo el cuerpo y la cola de pescado, una vez concluido esto, inició con el rostro, que no hizo a partir de ningún molde, simplemente: “dejé que el material fuera moldeándolo”.
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Pese a que los bocetos de las figuras se hicieron en barro y plastilina, el artesano comentó que el material final con el cual están hechas las dos Tlanchanas de Metepec es la resina y fibra de vidrio.
Camacho afirma que la Tlanchana de la fuente, en el centro de Metepec, ha tenido varias remodelaciones y cambios, pero la esencia del mito sigue hasta hoy, pues es una figura intrínsecamente ligada al pueblo metepequense.
Sobre la reinterpretación que dio a la Tlanchana desde su condición de artesano y artista, Saúl Camacho explicó que cada artista les da a sus piezas la perspectiva de su propio mundo. Indicó que cuando empezó a gestar las piezas de la Tlanchana tuvo miedo, pero conforme avanzó el trabajo, tuvo claridad para la realización de cada parte de esta “mujer pez”, pues moldear el barro ha sido parte de su esencia como artista desde que inició en el viaje artesanal.
Finalmente, el artesano de Metepec admitió que es importante no olvidar nuestro pasado prehispánico, ni el pasado de nuestros bisabuelos y abuelos.
Tenemos que respetar realmente lo que es la historia oral de nuestros viejos. Se han perdido muchos cuentos, muchas tradiciones de Metepec. Es volver un poquito a lo que era la tradición”.
Saúl Camacho, artesano.
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