Toluca, Méx. Una de las tradiciones más emblemáticas de nuestro país es el Día de Muertos, donde los cementerios son parte clave en la celebración de la muerte, ya que aquí confluyen las costumbres y tradiciones que se mantienen en las localidades del Valle de Toluca. Un resultado del sincretismo: la unión de la herencia mesoamericana y la religión católica.

Durante la noche del 1 de noviembre, los panteones cobran vida, pues los familiares llevan luz, calidez y amor a sus fieles difuntos, al velarlos en el Día de Muertos.

Los cementerios son parte clave en la celebración del Día de Muertos, ya que aquí confluyen las costumbres y tradiciones que se mantienen en las localidades del Valle de Toluca. Foto: Karen Aldama
Los cementerios son parte clave en la celebración del Día de Muertos, ya que aquí confluyen las costumbres y tradiciones que se mantienen en las localidades del Valle de Toluca. Foto: Karen Aldama

Metepec, Zinacantepec, San Mateo Atenco, Almoloya de Juárez y en algunas localidades en Toluca, son algunos municipios donde se da el reencuentro entre los seres vivos y los que han partido al otro mundo.

En algunos municipios del Valle de Toluca suelen realizar veladas en sus panteones donde los familiares de los fieles difuntos realizan una velada tradicional en el campo santo, en el cual acostumbran llevar flores, veladoras y música para reencontrarse con sus seres queridos que se adelantaron en el camino.

Esta tradición ha adquirido con el paso de los años color y cada comunidad ha aportado elementos distintivos en el Valle de Toluca. Entre velas, comida, cantos, rezos, música, fogatas, lágrimas y risas, esta manifestación cultural se resume en la idea de homenajear, recordar y esperar a nuestros seres queridos ya fallecidos.

Esta tradición ha adquirido con el paso de los años color y cada comunidad ha aportado elementos distintivos en el Valle de Toluca. Foto: Jorge Alvarado
Esta tradición ha adquirido con el paso de los años color y cada comunidad ha aportado elementos distintivos en el Valle de Toluca. Foto: Jorge Alvarado

En el municipio de Toluca, sus 24 pueblos originarios, guardan esta tradición que sin duda ha evolucionado con el tiempo y de ser un ritual solemne y muy familiar se ha convertido en una fiesta que año con año congrega a los lugareños y visitantes.

Los barrios tradicionales y pueblos originarios que realizan esta tradición son:

  • La Teresona
  • San Miguel Apinahuizco
  • San Luis Obispo
  • Santa María de las Rosas
  • Cacalomacán
  • Calixtlahuaca
  • Capultitlán
  • San Andrés Cuexcontitlán
  • San Diego de los Padres
  • San Antonio Buenavista
  • San Buenaventura
  • San Cristóbal Huichochitlán
  • San Felipe Tlalmimilopan
  • San Juan Tilapa
  • San Lorenzo Tepaltitlán
  • San Marcos Yachihuacaltepec
  • San Martín Toltepec
  • La Palma Toltepec
  • San Mateo Otzacatipan
  • San Mateo Oxtotitlán
  • San Pablo Autopan
  • San Pedro Totoltepec
  • El Cerrillo Vista Hermosa
  • Santa Ana Tlapaltitlán
  • Santa Cruz Atzcapotzaltongo
  • Santa María Totoltepec
  • Santiago Miltepec
  • Santiago Tlacotepec
  • Santiago Tlaxomulco
  • Tecaxic
  • Tlachaloya
  • San José La Costa

La tradición de velar en los panteones consiste en:

  • Preparar los guisos que más le gustaban al difunto.
  • Comprar flores de cempasúchil, nube y otros tipos de flores.
  • Llevar velas o ceras, agua y alcohol del que prefería el difunto.
  • Adornar las tumbas.
  • Cantar, comer, celebrar y llorar.
Durante la noche del 1 de noviembre, los panteones cobran vida, pues los familiares llevan luz, calidez y amor a sus fieles difuntos. Foto: Jorge Alvarado
Durante la noche del 1 de noviembre, los panteones cobran vida, pues los familiares llevan luz, calidez y amor a sus fieles difuntos. Foto: Jorge Alvarado

COMO NACE LA TRADICIÓN DE VELAR EN LOS PANTEONES

Velar las tumbas de los seres queridos, la noche del Día de “Todos los Santos”, es una de las tradiciones más populares en los pueblos del Valle de Toluca. Esta tradición nace debido a los cortejos fúnebres y rituales de los hacendados a finales del siglo XIX, donde se acostumbraba que los trabajadores montaran guardias y velaban al patrón cuando este fallecía; costumbre que pasó de ser una práctica de gente adinerada a todas las clases sociales, conmemorando a los difuntos con una velación en los panteones de las comunidades la noche del primero de noviembre.

Lo anterior, tiene como antecedente velar en el camposanto el cuerpo recién incorporado a la tierra, así como se esperaba la resurrección de Jesucristo, y al estar anteriormente los cementerios en los atrios de las iglesias, la tradición es trasladada a los cementerios civiles después de las Leyes de Reforma.

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