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Toluca, Méx. Previo a la celebración del Día de Muertos, las panaderías mexiquenses se preparan con las tradicionales recetas propias de la temporada, pero son ¿Hojaldras o Pan de Muerto?
Ambos panes tienen un lugar especial en la gastronomía mexicana y en las celebraciones del Día de Muertos; sin embargo, depende del lugar y la tradición de cada uno que las nombra de manera diferente.
El Pan de Muerto
Se trata de un pan esponjoso y ligeramente dulce, adornado con tiras que simulan huesos y coronado con una bolita en el centro, que representa el cráneo. Suele estar aromatizado con azahar, anís o naranja, y espolvoreado con azúcar.
Este pan tiene sus raíces en los rituales prehispánicos, donde se preparaban ofrendas para los muertos, pero se dice que, con la llegada de los españoles, la receta fue modificándose hasta convertirse en lo que conocemos hoy.
Es común encontrarlo en todo el país, aunque con variaciones regionales en cuanto a ingredientes y formas.
Las Hojaldras
Por otro lado, las hojaldras son un pan tradicional de Puebla, que comparte similitudes con el pan de muerto, pero tiene su personalidad distintiva. Se trata de un pan más denso, que también puede estar adornado con formas que representan huesos. Sin embargo, la masa de la hojaldra suele ser más rica en mantequilla, lo que le da una textura más cercana a una pasta hojaldrada, de ahí su nombre.
Una de las características más interesantes de la hojaldra es la variedad de presentaciones.
En algunas regiones, se decora con ajonjolí o azúcar. En otras, se rellena con sabores como chocolate o crema pastelera, convirtiéndose en una opción más indulgente para quienes buscan algo más que el sabor tradicional.
¿Hojaldra o pan de muerto?
La respuesta es, al final, una cuestión de identidad y sabor. El pan de muerto simboliza la unión de lo prehispánico y lo español, una tradición que ha perdurado por siglos.
Mientras que las hojaldras, por su parte, son una muestra de la diversidad y riqueza gastronómica del país, que refleja cómo cada región adapta las tradiciones a su propio estilo.
En el Estado de México, se ha convertido en una tradición arraigada, con panaderías artesanales que cada año compiten por ofrecer el mejor pan de muerto, con variaciones que incluyen rellenos de nata, chocolate o cajeta.
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