Turismo y diversión

Pan de muerto con causa en Atlacomulco

El pan de muerto no solo es un reflejo de tradición, fiestas y recuerdos; gracias a Nancy este pan tiene un significado mayor, ya que ella con cada venta de este tradicional producto ayuda a una noble causa

Cada pan no solo deleita el paladar, también se convierte en esperanza. Foto Michelle Sánchez
22/10/2024 |05:42
María Michelle Sánchez
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Atlacomulco, Méx. Como parte de las celebraciones de la temporada de Día de Muertos, la Fundación I-Evo por tercer año consecutivo ha comenzado con la venta de pan de muerto para ayudar a niños con cáncer. Este tradicional pan mexicano, que simboliza la conexión entre la vida y la muerte, cobra un significado aún más profundo al ser elaborado con amor y dedicación para apoyar a quienes enfrentan esta dura enfermedad.

Cada pieza de pan es por Nancy, una mujer que ha encontrado en la repostería una forma de contribuir a la comunidad. Aunque no es paciente de cáncer, la Fundación I-Evo le ha abierto las puertas para que pueda participar activamente en esta noble causa. Desde su hogar, ella dedica horas a preparar cada pan, que se rellena de crema pastelera y se adorna con frutas, como durazno en almíbar o frutos rojos, creando un producto único y atractivo. Cada pieza se vende a un precio accesible de 60 pesos, lo que permite que más personas puedan disfrutar de esta delicia mientras apoyan una causa importante.

Cada pieza se vende a un precio accesible de 60 pesos. Foto Michelle Sánchez

La recaudación de las ventas se divide entre Nancy, quien utiliza una parte para mantener a sus dos hijos, y la Fundación I-Evo, que destina los fondos a apoyar a niños que están en tratamiento de quimioterapia. La fundación no solo se enfoca en el aspecto médico, sino que también se preocupa por el bienestar integral de los pacientes y sus familias. Uno de los objetivos más importantes de esta organización es la puesta en marcha de un albergue, ubicado en Atlacomulco, que ofrecerá refugio a niños y sus familias que provienen de comunidades rurales de municipios como San José del Rincón, San Felipe del Progreso y Tlalpujahua.

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Para muchas de estas familias, los viajes a Toluca para recibir tratamiento pueden ser desgastantes, especialmente cuando se enfrentan a largas horas de desplazamiento. El albergue de la Fundación I-Evo ofrece un espacio seguro y cómodo para que los niños y sus familiares puedan descansar antes de sus citas médicas. Esto no solo reduce el estrés físico y emocional, sino que también les permite llegar a sus tratamientos más descansados y preparados para enfrentar los desafíos que tienen por delante.

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“Hay personas que, para poder llegar a los tratamientos, deben pararse a las 2 o 3 de la mañana y viajar hasta la ciudad de Toluca, el objetivo de este albergue es para que se queden aquí, puedan descansar y los niños vayan en las mejores condiciones a tomar su tratamiento o citas médicas”, señaló Marisol de la Cruz Martínez, presidenta de la fundación.

Nancy ayuda a la Fundación I-Evo; con cada pieza de pan vendida una parte va para el apoyo de niños con cáncer quienes están en tratamientos de quimioterapia. Foto Michelle Sánchez

La labor de la Fundación I-Evo, junto con el compromiso de Nancy y su familia, representa un ejemplo brillante de solidaridad y empatía en la comunidad que han estado conformando en beneficio de estos menores. Cada pan de muerto vendido no solo es un deleite para el paladar, sino que también se convierte en un símbolo de esperanza y apoyo. Al elegir comprar este pan, los consumidores no sólo celebran una tradición mexicana, sino que también hacen una contribución significativa al bienestar de niños que están luchando contra el cáncer.

El pan lo pueden comprar aquí directo de la fundación, pero también por las redes sociales si es que quieren hacer pedidos, los esperamos con mucho gusto”.


Nancy

Además de la venta de pan de muerto, la Fundación I-Evo realiza diversas actividades y eventos a lo largo del año para recaudar fondos y crear conciencia sobre la situación de los niños con cáncer. Estas iniciativas son vitales para mantener el funcionamiento del albergue y garantizar que más familias puedan beneficiarse de sus servicios.

“Esta temporada de Día de Muertos, al disfrutar del pan de muerto, no sólo honramos a nuestros seres queridos que han partido, sino que también extendemos nuestra mano a aquellos que necesitan nuestro apoyo. Así, cada bocado se convierte en un acto de amor y solidaridad, que refleja la esencia de la comunidad unida en torno a una causa noble”, dijo.

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