Toluca, Méx. Seguramente en algún momento de tu vida escolar, tu maestra o maestro te pidió crear una calaverita literaria, esos versos que podían ir acompañados de humor, sátira, sarcasmo y, por supuesto, tradición.
Pero, te has preguntado ¿de dónde surgieron? para empezar son un género lírico popular mexicano que se originó en el siglo XIX. Sus antecedentes se encuentran en:
Las primeras calaveritas literarias se publicaron en la segunda mitad del siglo XIX en periódicos como El Socialista de Guadalajara, Jalisco. Estas composiciones se caracterizaban por: Ser una crítica social a la alta sociedad, tener un tono satírico y burlesco, denunciar injusticias sociales y criticar las pretensiones de la élite local.
Además, el grabador José Guadalupe Posada dio un giro a las calaveritas con sus ilustraciones, entre las que se encuentra la icónica “Catrina”, pero el origen de esta figura es otro tema que después abordaremos.
Las calaveritas literarias son un poema breve que se compone de tres partes: inicio, desarrollo y desenlace. Están escritas en estrofas de cuatro líneas y la anécdota debe involucrar a la muerte como personaje.
En algunos casos, los municipios, las escuelas, casas de cultura y medios de comunicación organizan concursos de calaveritas literarias, fomentando la creatividad de niños y adultos por igual, pues son una oportunidad para expresar opiniones sobre la política actual, la vida cotidiana y, por supuesto, reírse de la muerte.
Hoy en día, las calaveritas literarias son mucho más que simples versos: son un símbolo de resistencia cultural, que mantiene viva la herencia del Día de Muertos en el Estado de México y el país entero. En cada rima, se esconde una tradición que ha sabido adaptarse y mantenerse relevante, recordándonos que, en México, la muerte no es un fin, sino una celebración de la vida.
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