Zumpango, Mex. “Nos duró muy poco tiempo el gusto”, coincidieron lancheros que ofrecen paseos dentro del lago de Zumpango, cuerpo de agua que luce con más del 50% de su capacidad repleta de lirio acuático, lo que desanima a los turistas y que además ya provocó que las lanchas se queden varadas entre la planta.
Jair y Benedicto trabajan ofreciendo el servicio de paseo, el cual tiene una duración de entre 15 y 20 minutos con costo de entre 50 y 60 pesos por persona y ahora esos ingresos se ven mermados ante el crecimiento acelerado del lirio acuático.
“El Piolín” es cómo bautizaron a la lancha que usa Jair para subir a los turistas, con capacidad de 12 personas y aunque se encuentra rodeada de lirio acuático, afirmó que aún es posible navegar pues el viento va moviendo la planta y el motor es lo suficientemente potente para avanzar aproximadamente 200 metros y llegar al agua que no ha sido invadida.
“Lo que ayuda en mi caso es que estoy cerca del agua sin el lirio, entonces aquí abordan los que sí se animan a subir y pasear y ya salimos rápido de entre todo el lirio. Lo que ha pasado es que se desaniman porque llegan y cuando ven todo verde, creen que no se podrá y todavía tenemos chance antes de que se llene todo”, explicó Jair.
Por su parte, Benedicto sostuvo que como lancheros ya se acercaron con autoridades del gobierno del estatal y también al ayuntamiento para pedir apoyo para poder retirar el lirio del agua, pues apenas en octubre del 2024 comenzaron a reactivar esta actividad tras tres años de sequía en la Laguna y los ingresos que obtienen les ayudan en su economía familiar.
“Ya avanzó mucho el lirio. Hay veces que el aire lo va moviendo y ahorita ya se acumuló aquí. Mi lancha y la de mi papá ya se quedaron ahí atrapadas; ya pedimos ayuda y hemos estado sacando entre lancheros, comerciantes y los del municipio”, dijo Benedicto García.
Para buscar otra fuente de ingresos ante la imposibilidad de sacar dos lanchas, una suya y la otra de su padre, vende papalotes. Sin embargo, reconoció que la venta no se iguala a lo que llegaban a conseguir por los paseos, pues daba hasta 10 por día para un máximo de 12 personas por cada una.
“La gente que viene llega y cuando ve el lirio se decepciona, se van para otros lados para buscar el agua. Nos duró poco el gusto, empezamos a volver a trabajar en octubre”, agregó Benedicto.
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