Toluca, Méx. A 39 años del terremoto de 1985, Edmundo, Jorge y María Guadalupe, forman parte del grupo de veteranos de la Cruz Roja Delegación Toluca, que participaron en el rescate de personas entre los escombros de los edificios que colapsaron en la Ciudad de México.
María Guadalupe Álvarez Olvera, coordinadora de Veteranos de la Cruz Roja Toluca donde colaboró 42 años, recordó que en el movimiento telúrico del 85 había llegado a su casa en Lerma y fue llamada para que se presentará de inmediato al trabajo.
Al llegar a la Ciudad de México, al Multifamiliar Juárez, fue amarrada con un arnés por los pies para ingresar de cabeza entre los escombros, encontrando a dos pequeños, vivos, llenos de tierra, que estaban abrazados de las piernas de su madre muerta.
“Los niños estaban llenos de tierra, se notaba que habían llorado, las lágrimas estaban marcadas en su rostro por el polvo, sacamos a uno, después al otro y los abrace porque todos estábamos pasando momentos muy difíciles, todos los sobrevivientes fueron llevados a los hospitales” narró Lupita.
En la noche hubo una réplica, las personas entraron en pánico, corrían para que no les cayeran los edificios encima, pero por su desesperación algunos fueron atropellados.
Edmundo, era estudiante de la Facultad de Medicina en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) ese día llegó, pero encontró las puertas cerradas debido al sismo, sin embargo, como también trabajaba en la Cruz Roja, solo cruzó la calle y al entrar le informaron que debían irse a la Ciudad de México para brindar ayuda.
El paramédico no encontró su uniforme, pues otro compañero lo usó, improvisó con un pantalón beige y una camisa blanca, pero no había ambulancias, lo cual no fue un obstáculo ya que con otro compañero tomaron una camioneta para irse.
"Llegamos a la Cruz Roja de Polanco para que nos dijeran a donde nos iban a enviar y nos mandaron con un guía, en el trayecto veíamos edificios colapsados, y cuando llegamos vimos el montón de escombros, no sabíamos por dónde empezar, pero me pidieron ayuda para sacar a una mujer embarazada que estaba sepultada”, agregó el paramédico veterano.
Los escenarios para los rescatistas, paramédicos, bomberos y elementos del Ejército era casi el mismo, veían edificios destruidos, personas corriendo y llorando porque sus familiares estaban debajo de las piedras; han pasado 39 años de la tragedia y para ellos es triste recordar los rescates de personas sin vida y personas a las que se les amputó alguna extremidad para ser llevados
El censo oficial da a conocer que el fenómeno sismológico dejó un saldo de 30 mil viviendas destruidas y 250 mil damnificados.
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