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Toluca, Mex. La creciente digitalización genera una sociedad cada vez más conectada a través de internet, pero a la vez más distante en cuanto a contacto físico. Esta desconexión con los demás, contribuye al aumento de trastornos psicológicos como la ansiedad y la depresión en la generación actual.
Luis Fernando Botero, especialista en educación digital, señala que uno de los efectos más ignorados de esta digitalización es la pérdida de la cercanía humana. “Vivímos en una soledad siempre acompañada”, advirtió, refiriéndose a cómo las personas, aunque constantemente conectadas a través de dispositivos digitales y aplicaciones, reducen casi a cero el contacto físico con familiares y amigos.
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Aunque la tecnología permite estar en contacto con cualquier persona en algún momento, Botero explicó que esta comunicación es solo digital, limitado a las pantallas de teléfonos móviles.
No podemos abandonar al ser humano por la tecnología. Eso ya no es un problema de la tecnología, sino de la humanidad”, comenta, lamentando que la interacción cara a cara ha sido reemplazada por la comunicación digital.
Según Botero, está comprobado que el contacto físico, como mirarse, escucharse y sentirse en presencia del otro, es fundamental para la salud, la paz y la estabilidad emocional. Sin embargo, hoy en día, muchos han perdido el gusto por encontrarse en persona y prefieren comunicarse a través de aplicaciones como WhatsApp.
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El especialista también criticó el fenómeno en el que algunas familias se comunican a través de aplicaciones, incluso cuando están en la misma casa, y los amigos se mantienen en contacto solo en grupos digitales, en lugar de verse cara a cara. Llamó a la necesidad de fomentar habilidades sociales, especialmente en el hogar, para fortalecer el contacto humano y el diálogo, lo que se conoce como habilidades blandas.
Botero también mencionó que, tras la pandemia, se les dio un peso excesivo a los dispositivos digitales. Advierte que, si continúa el aumento de trastornos emocionales en la comunidad escolar, el siguiente paso será reducir el uso de la tecnología para recuperar el bienestar emocional.
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