Toluca, Méx. Bañarse y lavar los trastes parece un lujo para la familia Pantoja. Son solo cuatro miembros en casa, pero desde hace dos meses deben elegir entre bañarse una o dos veces, de lunes y viernes, o hacerlo a cubetadas diario, pues de la regadera no cae una sola gota. Mientras que los trastes y la ropa se acumulan al menos dos días, porque no es suficiente el abasto.

Ellos viven en la colonia Rancho La Mora, parte de las 55 colonias donde la falta de agua es cada día más aguda, pues reciben suministro del Sistema Cutzamala.

La señora Elena Pantoja dijo que compran pipas, pero es insuficiente y no hay dinero que alcance para cubrir el gasto, por lo que entre vecinos se reparten una pipa entre cuatro o seis tinacos, que alcanza para los baños y bañarse un par de días entre semana, pero lavar la ropa ya es un lujo.

El Rancho La Mora es una de las 55 colonias con desabasto de agua, pues reciben suministro del Sistema Cutzamala. Foto: Jorge Alvarado
El Rancho La Mora es una de las 55 colonias con desabasto de agua, pues reciben suministro del Sistema Cutzamala. Foto: Jorge Alvarado

“Ha cambiado mi vida en todos los sentidos porque yo jamás pensé que debía acostumbrarme a esperar y dejar de bañarme a diario. Ahora, los trastes no quedan igual, no sientes que estén limpios y bañarse a cubetadas es muy incómodo”, comentó.

En su casa, el patio está ocupado por botes de todos tamaños: la hielera es uno de los botes que fueron de pintura, incluso compró un par de los “grises que usan para la basura”, en donde almacena agua. Admitió que no sale de casa, por si uno de esos días llega el agua y aprovechar para llenar los contenedores, para así tener agua para las actividades cotidianas.

Además, en el intento por lograr un suministro adecuado, compraron otro tinaco, instalaron una bomba que genere mayor fuerza y asegurarse que subirá a los tinacos cuando haya suministro. Asimismo, dejaron de bañar al perro con la misma frecuencia y la alberca de la niña que vive en el lugar ya no la usan.

"Es muy difícil acostumbrarse a que no haya agua y, además, pagar por el líquido". Foto: Especial.
"Es muy difícil acostumbrarse a que no haya agua y, además, pagar por el líquido". Foto: Especial.

“Nuestra vida ha cambiado, casi hemos decidido cambiarnos de casa, es muy difícil acostumbrarse a que no haya agua y, además, pagar por el líquido, porque el ayuntamiento no hace condonaciones y mientras más pasa el tiempo, es insoportable esta situación”, comentó Elena.

Admitió que ya no puede ni regar sus plantas, pues “me remuerde la conciencia si gasto agua, prefiero llenar la lavadora a cubetadas y lavar ropa, porque mantener vivas a las plantas parece un lujo”, lamentó.


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