Jocotitlán, Méx. En lo profundo de los bosques del Cerro de Jocotitlán, una silenciosa amenaza está devorando la vida de los árboles desde adentro. Se trata del gusano descortezador, un insecto diminuto, pero letal, que, al perforar la corteza de los árboles para depositar sus huevos, provoca un daño invisible, pero devastador. Las larvas excavan túneles que interrumpen el flujo vital de savia, dejando a los gigantes del bosque debilitados y al borde de la muerte. Este ataque silencioso, que pasa desapercibido hasta que es demasiado tarde, no solo destruye la vegetación, sino que amenaza con alterar el equilibrio de todo un ecosistema.

Carmen, al igual que muchos habitantes de la región, observa con profunda tristeza la devastación que ha sufrido el Cerro de Jocotitlán. Para ella, este lugar no es solo un accidente geográfico, sino una herencia de sus ancestros, un símbolo de vida y cultura que, lentamente, se apaga ante sus ojos. “Este cerro es nuestra herencia, un legado que nos dejaron nuestros antepasados, y ahora lo estamos perdiendo”, lamenta.

Con la mirada fija en los árboles afectados por la plaga del gusano descortezador, Carmen expresa una dolorosa realidad: “Solo la lluvia y mucho trabajo podrán salvarlo”.

La plaga afecta árboles del Cerro de Jocotitlán. Foto Arturo Hernández
La plaga afecta árboles del Cerro de Jocotitlán. Foto Arturo Hernández

Más del 40 por ciento del bosque que cubre el Cerro de Jocotitlán, también conocido como Xocotépetl o la “Montaña Sagrada”, ha caído víctima del gusano descortezador (Dendroctonus mexicanus). Este pequeño pero letal insecto, que junto con la reciente sequía, está provocando un desastre ambiental inminente, que amenaza no solo la biodiversidad de la región, sino también el vital suministro de agua para la zona norte del Estado de México y la Ciudad de México.

A lo largo de los últimos 15 años, los primeros indicios de la presencia de la plaga se vieron lentamente en las faldas del cerro. Hoy, el panorama es desolador. Árboles marchitos, tonos rojizos entre la vegetación moribunda y el eco del viento entre ramas secas anuncian lo que los expertos temen: una crisis ecológica que podría salirse de control si no se actúa rápidamente.

"La situación es crítica. Este insecto está cambiando sus hábitos a medida que el clima también cambia", afirma Francisco Reséndiz Martínez, biólogo del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). Reséndiz, que ha estado monitoreando la zona desde hace siete meses, explica que el Dendroctonus mexicanus, una especie nativa de México ha alterado su ciclo de vida. Lo que antes tardaba entre 40 y 60 días, ahora se reduce a menos de un mes: tiempo suficiente para que el insecto mate a un árbol sano en su totalidad.

La plaga afecta árboles del Cerro de Jocotitlán. Foto Arturo Hernández
La plaga afecta árboles del Cerro de Jocotitlán. Foto Arturo Hernández

El biólogo no duda en señalar al cambio climático como un factor que ha acelerado esta crisis. "Trabajamos en Temascaltepec y tuvimos que salir porque, en menos de un mes, los árboles estaban muertos. Aquí estamos viendo lo mismo", comenta con preocupación. Decenas de bosques en todo el país, se enfrentan a la volatilidad de esta plaga también, explicó.

Ante la falta de una respuesta efectiva por parte de las autoridades, los habitantes de Jocotitlán y otros municipios cercanos no se han quedado de brazos cruzados. Organizaciones civiles, activistas y ejidatarios han formado frentes de defensa para exigir acciones inmediatas.

"Hemos vivido aquí toda la vida, conocemos esta montaña, y es desgarrador ver cómo se está muriendo", expresa Moisés Soto Victoriano, un activista del Movimiento por la Dignidad de Jocotitlán.

"Llevamos años intentando que las autoridades hagan algo. La sequía y la plaga han afectado a todos, especialmente a los campesinos que dependen del ciclo del agua." dijo.

La preocupación no es menor. Con cada hectárea de bosque que desaparece, se pone en riesgo el equilibrio hídrico de toda la región. La tala de los árboles muertos es inevitable, y con ellos también desaparecen especies animales y vegetales autóctonas.

La plaga afecta árboles del Cerro de Jocotitlán. Foto Arturo Hernández
La plaga afecta árboles del Cerro de Jocotitlán. Foto Arturo Hernández

Más alarmante aún es el riesgo de deslaves, que podrían tener consecuencias catastróficas. “Por cada 100 árboles que se deben derribar, se tienen que dejar al menos 10, para evitar deslaves. Estamos hablando de una situación crítica, pero se tienen que hacer por medios físicos”, señaló el biólogo del INIFAP.

Mientras los residentes luchan por salvar lo que queda del bosque, otros señalan a las grandes empresas que operan en la zona como posibles culpables de esta crisis. En la zona norte del Estado de México, ya son innumerables las protestas y movilizaciones sociales que han exigido el cierre de este complejo industrial.

Empresas como Bionatur, IUSA y las instalaciones de paneles solares, propiedad del empresario Carlos Peralta Quintero, han sido objeto de denuncias. Los lugareños los acusan de alterar los ciclos de lluvia al usar tecnología que evita la formación de granizo y manipula el clima.

"Desde que llegaron en 2005, el cambio ha sido evidente. Ellos usan hidroponía, y no les conviene que el granizo les dañe los invernaderos. Esto ha afectado el ciclo del agua, y los campesinos lo hemos resentido", comenta Carmen Gómez Moreno, activista.

Sin embargo, las denuncias han sido desestimadas, algunas continúan en proceso de investigación y otras no han sido atendidas, esto, debido a la falta de pruebas contundentes, y el dilema persiste. “Esta crisis se anunció desde que se empezó a ver la devastación de los recursos naturales que hicieron, ahora nadie es responsable. Claro que hay culpables, corruptos, ¿pero quién se hará responsable? “ comentó la activista.

A medida que la situación se agrava, también crece la posibilidad de que se inicien procedimientos legales por delitos ambientales. Se podrían imputar responsabilidades penales a los dueños de predios, posesionarios, comisariados ejidales, e incluso a autoridades que, por omisión o falta de acción, permitieron que la plaga avanzara y provocara daños irreparables.

Las denuncias por falta de medidas adecuadas para detener el avance del insecto y otras afectaciones al ecosistema podrían desencadenar sanciones legales.


José Eduardo Tafolla, director de Ecología del Ayuntamiento de Jocotitlán, confirmó que la administración actual, encabezada por el priista Jesús Cedillo, ha realizado esfuerzos para controlar la plaga desde 2022. "Venimos atacando esta plaga desde 2022, una vez que asumimos el cargo. Llevamos un rezago importante de administraciones pasadas", explica.

Tafolla destaca que Jocotitlán es el único municipio en la región con una brigada forestal dedicada. "Somos 10 personas trabajando en saneamientos. Hacemos segmentación, limpias y saneamientos de árboles caídos por el viento, a fin de evitar incendios. Todo lo hacemos conforme a la ley, y solo con la notificación de Probosque podemos derribar los árboles afectados", señala.

No obstante, el director de Ecología reconoce que la falta de personal y recursos ha limitado el alcance de las acciones. Además, menciona que la relación con los propietarios de los terrenos es un obstáculo adicional:

"Son terrenos ejidales o privados, y no siempre tenemos certeza jurídica sobre quiénes son los dueños. No podemos simplemente entrar sin autorización. A pesar de nuestros esfuerzos, algunos se resisten a colaborar".


Aunque los esfuerzos para controlar la plaga no han cesado, el progreso ha sido lento. Las autoridades locales, como Tafolla, mencionan que el uso de métodos biológicos y químicos sigue en evaluación. Expertos como Francisco Reséndiz apuestan por la implementación de trampas con feromonas para controlar el apareamiento de los insectos. Pero aún no hay una fecha concreta para su implementación. Una vez más, ante la falta de recursos.

La realidad es que, mientras se buscan soluciones, el bosque sigue desapareciendo. Los habitantes de Jocotitlán y municipios vecinos observan con impotencia cómo la “Montaña Sagrada” que durante generaciones fue símbolo de vida y abundancia, se convierte en un desierto silencioso.

La plaga afecta árboles del Cerro de Jocotitlán. Foto Arturo Hernández
La plaga afecta árboles del Cerro de Jocotitlán. Foto Arturo Hernández

Plagas siguen creciendo, Probosque

La Secretaría del Campo del Estado de México, a través de la Protectora de Bosques (Probosque), emitió un informe sobre la situación de plagas forestales que afectan al predio Monte Comunal en el municipio de Jocotitlán.

De acuerdo con el Primer Convenio en materia de Sanidad Forestal, se ha detectado la presencia del insecto descortezador (Dendroctonus mexicanus) en árboles de pino (Pinus Montezumae), una plaga que ha encendido las alarmas en la región.

El pasado 6 de septiembre, Probosque notificó a los dueños y poseedores del predio sobre la urgencia de tomar medidas para combatir y controlar la plaga.


La Notificación de Saneamiento Forestal, registrada bajo el Oficio No. PB-NSF-218-23, cubre una superficie de 45.89 hectáreas, y se estableció un plazo para ejecutar acciones técnicas de control, conforme a lo estipulado por la Norma Oficial Mexicana NOM-019-SEMARNAT-2017.

No obstante, debido a la complejidad del problema y la necesidad de mayor tiempo para realizar los trabajos profilácticos, el 15 de diciembre del mismo año se solicitó y aprobó una extensión del plazo hasta el 5 de abril del presente año. En el informe final, se indicó que las labores de combate fueron completadas en tiempo y forma, incluyendo el marqueo de árboles afectados, la aplicación de métodos fitosanitarios y la extracción del material dañado.

A pesar de estos esfuerzos, Probosque, en colaboración con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), ha identificado nuevos brotes activos de insecto descortezador, así como la aparición de plantas parásitas, como el muérdago, y la muerte de arbolado en pie por diversas causas.

Ante esta situación, se recomendó a los propietarios de los predios iniciar las gestiones necesarias para obtener una nueva notificación de saneamiento forestal y aplicar medidas de control adicionales, conforme a la normatividad vigente.

Las autoridades forestales continúan con el monitoreo de la zona, en busca de más brotes y otros factores que pongan en riesgo el equilibrio ambiental en la región. Sin embargo, estos procesos son lentos y las necesidades de sanear y recuperar el bosque, son consideradas como urgentes.

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