Toluca, Méx. La vacunación es una herramienta fundamental en la prevención de enfermedades infecciosas. Sin embargo, no es la única estrategia para cuidar nuestra salud. Existen diversas medidas que, al integrarse en la rutina diaria, pueden fortalecer el sistema inmunológico y reducir el riesgo de contagios. A continuación, presentamos algunas recomendaciones avaladas por fuentes oficiales de salud.
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El lavado frecuente de manos con agua y jabón es una de las prácticas más efectivas para evitar la transmisión de virus y bacterias. Se recomienda hacerlo antes de comer, después de usar el baño, al llegar a casa y tras tocar superficies de uso común.
Asimismo, mantener las uñas limpias y cortas, bañarse diariamente y cambiarse de ropa con regularidad ayuda a evitar la acumulación de microorganismos en el cuerpo. La higiene bucal también juega un papel clave, ya que una adecuada limpieza dental previene infecciones que pueden afectar la salud en general.
Un estilo de vida saludable
Llevar una alimentación equilibrada es esencial para el funcionamiento óptimo del organismo. Incluir frutas, verduras, proteínas y grasas saludables proporciona los nutrientes necesarios para fortalecer las defensas naturales del cuerpo.

El ejercicio físico regular también contribuye a la prevención de enfermedades, ya que mejora la circulación, fortalece el corazón y reduce el estrés. Complementar esto con un descanso adecuado—durmiendo entre 7 y 9 horas diarias—permite que el organismo se recupere y funcione correctamente.
Además, evitar el consumo de tabaco y alcohol en exceso disminuye el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
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Prevención de enfermedades respiratorias
Para reducir la propagación de virus respiratorios, se recomienda el uso de cubrebocas en espacios cerrados o con alta concentración de personas, especialmente en temporadas de contagios elevados.
Otra estrategia clave es la ventilación de los espacios, ya que permite la renovación del aire y reduce la concentración de partículas infecciosas. También es importante cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar, preferentemente con el antebrazo o con un pañuelo desechable, y evitar tocarse la cara con las manos sucias.
La limpieza y desinfección de superficies de uso frecuente, como celulares, escritorios y manijas de puertas, complementa estas medidas al reducir la presencia de virus y bacterias en el entorno.

La importancia de la prevención temprana
Acudir periódicamente al médico permite detectar posibles problemas de salud antes de que se agraven. Los chequeos regulares incluyen la evaluación de signos vitales, análisis clínicos y pruebas específicas según la edad y el historial médico de cada persona.
Enfermedades como la diabetes, la hipertensión y ciertos tipos de cáncer pueden prevenirse o tratarse de manera más efectiva si se detectan a tiempo. Por ello, es recomendable no postergar las consultas médicas y seguir las indicaciones de los profesionales de la salud.
Adoptar estas medidas de prevención, junto con mantener al día los esquemas de vacunación, es una forma de proteger no solo nuestra propia salud, sino también la de quienes nos rodean. La prevención es una responsabilidad compartida y pequeños hábitos pueden marcar la diferencia en la reducción del riesgo de enfermedades.
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