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Toluca, Méx. En el vasto y complejo universo de la vida en la Tierra, hay un mundo microscópico que se desarrolla en nuestro interior. Un mundo de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo y juegan un papel crucial en nuestra salud y bienestar.
En este mundo microscópico, hay un grupo de microorganismos que se destacan por su importancia: los probióticos. Estos microorganismos vivos se encuentran en los alimentos fermentados y tienen la capacidad de mantener un equilibrio saludable en nuestra flora intestinal.
La fermentación es un proceso antiguo que ha sido utilizado por culturas de todo el mundo para preservar alimentos y crear nuevos sabores y texturas. Los egipcios, por ejemplo, fermentaban pescado y verduras hace más de 4.000 años, mientras que los chinos fermentaban soja y arroz para crear productos como el miso y el sake. En Europa, los romanos fermentaban verduras y frutas para crear productos como el vinagre y el vino.
En América Latina, las culturas prehispánicas fermentaban maíz y chiles para crear productos como el pozol y el chile fermentado. En África, las culturas tradicionales fermentaban cereales y legumbres para crear productos como el injera etíope y el fufu congoleño.
Cuando consumimos alimentos fermentados, estamos ingiriendo microorganismos vivos que pueden ayudar a mejorar nuestra digestión y reducir los síntomas de enfermedades como el síndrome del intestino irritable. Estos microorganismos también pueden aumentar la biodisponibilidad de nutrientes esenciales como las vitaminas y minerales.
Pero eso no es todo. Los alimentos fermentados también contienen compuestos bioactivos que pueden tener propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Estos compuestos pueden ayudar a proteger contra enfermedades crónicas como la enfermedad de Alzheimer y el cáncer.
De acuerdo con estudios recientes, el consumo de alimentos fermentados puede reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer en un 50% (Journal of Alzheimer's Disease, 2018) y el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer en un 20% (Cancer Research, 2019).
En este mundo microscópico, hay un equilibrio delicado que se mantiene entre los microorganismos que habitan en nuestro cuerpo. Y los alimentos fermentados pueden jugar un papel crucial en mantener ese equilibrio. Así que, al consumir estos alimentos, estamos no solo satisfaciendo nuestros sentidos, sino también cuidando de nuestra salud y bienestar.
Entre los alimentos fermentados que podemos consumir para aprovechar estos beneficios se encuentran el yogur, el kimchi, el sauerkraut, el miso, el tempeh y el kombucha, entre otros. El yogur, por ejemplo, es una excelente fuente de probióticos que pueden ayudar a mejorar la digestión y reducir los síntomas de enfermedades como el síndrome del intestino irritable. El kimchi y el sauerkraut, por otro lado, son ricos en vitaminas y minerales, y contienen compuestos bioactivos que pueden tener propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Así que, ¡no dudes en incorporar estos alimentos fermentados en tu dieta diaria y disfrutar de sus beneficios!
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