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Atlacomulco, Méx- Con frío en el ambiente, pero fervor en el corazón, más de 100 mil peregrinos, entre hombres, mujeres y niños, iniciaron esta mañana desde Atlacomulco su tradicional peregrinación rumbo a la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México.
Esta marcha de casi 200 kilómetros, que marca la edición número XXXIX de la peregrinación de la Diócesis de Atlacomulco, es uno de los eventos más emblemáticos de la región, donde la fe en la Virgen de Guadalupe une a miles de personas.
Desde el amanecer, las calles del municipio se llenaron de devotos, muchos de ellos llevando imágenes de la virgen morena, veladoras y pancartas con mensajes de fe y agradecimiento. Los peregrinos, escoltados por 650 vehículos de apoyo, entre camiones y camionetas, se abrieron paso en su primera jornada que concluirá en San Bartolo Morelos, donde pasarán la noche.
Lizbeth, de San Juan de los Jarros, por tercera ocasión peregrina hacia la Basílica de Guadalupe, con el retrato de Guadalupe en el pecho, su hija, que aunque ya no está en este plano terrenal, su amor por ella la hace caminar hasta la Ciudad de México.
La traigo cada año, lamentablemente ella murió y no tuve la oportunidad de traerla, era algo que queríamos hacer juntas, y ahora venir aquí me mantiene cerca de ella y con la fe hacia la virgen que me mantiene aún aquí”, dijo.
A lo largo del recorrido, los peregrinos cuentan con el respaldo de elementos de la Policía estatal y locales, así como de equipos de paramédicos y Protección Civil, que están atentos para brindar apoyo ante cualquier eventualidad.
Pero también más de 500 peregrinos, desde hace más de seis meses, se prepararon para poder brindar seguridad y consuelo a los peregrinos. Se trata de un grupo especializado de tránsito, que es seleccionado para poder apoyar las labores de vialidad y paso seguros.
Yo quise hacer la capacitación para poder contribuir en algo con toda esta gente que me ha dado mucho desde hace tres años tengo 23 años y es el tercer año que vengo y confío en Dios poder seguir haciéndolo para acompañar a mi mamá y agradecerle a mi virgencita”, señaló Casimiro.
A pesar del cansancio que supone una caminata tan larga, el ambiente entre los participantes es de esperanza y alegría. Entre los contingentes, se nota una fuerte presencia femenina, con más mujeres que hombres participando este año. Muchas de ellas han compartido que su propósito es renovar su fe y agradecer a la Virgen de Guadalupe por los favores recibidos.
El esfuerzo físico y el clima frío no desaniman a los fieles, quienes avanzan con determinación, impulsados por su devoción. En su andar, no están solos: a lo largo del camino, decenas de personas se han solidarizado con los peregrinos, ofreciéndoles alimentos y agua, un gesto que refuerza el sentido de comunidad y apoyo mutuo en este acto de fe.
La peregrinación culminará en unos días cuando los fieles lleguen a la Basílica de Guadalupe, donde podrán rendir homenaje a la Virgen, cumplir sus promesas y pedir por sus familias. Mientras tanto, el recorrido continúa, y cada paso es una muestra del profundo arraigo que esta tradición tiene en los corazones de los mexiquenses.
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